Los orígenes e historias de las otras batallas de Panguipulli
Habitantes de la zona dicen que los incidentes del viernes pasado reflejaron la división de la comuna: desigualdad, falta de diálogo con pueblos originarios y conflictos con la municipalidad son algunos de los dolores que los locales mencionan.
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Durante la mañana del 3 de agosto de 2020 el edificio de la municipalidad de Panguipulli sufrió piedrazos que rompieron las ventanas de dos oficinas. En la misma jornada, el busto de Bernardo O’Higgins —ubicado en una plaza cercana— fue vandalizado y derribado en mitad de una avenida.
El 8 de enero de 2021, la 5° Comisaría de la comuna también sufrió daños en su frontis. Esa misma tarde, en la calle Martínez de Rosas con Pedro de Valdivia, manifestantes prendieron barricadas. Cuatro semanas después —en la misma intersección y a plena luz del día— ocurrió lo que dio vuelta a Chile: un joven de 27 años murió luego de recibir cuatro balas en medio de un control preventivo de identidad fallido. “La ola de calor que hemos tenido esta semana quizás refleja lo complejo del ambiente”, resume una residente.
“(Panguipulli) nunca más será, así como lo dicen ellos, un lugar pacífico”. La frase pertenece a Jorge Hueque, werkén del Parlamento de Coz Coz, instancia que reúne a distintas comunidades de pueblos originarios de la zona. Lo dijo en el centro de la ciudad, días después del incidente del viernes. “Estamos con el dolor que siempre hemos tenido porque los mapuche hemos sido masacrados”, agregó.
Las palabras de Hueque van en contra de una máxima que se cultivó en la comunidad de Panguipulli: la tranquilidad que durante los años ‘90 e inicios del 2000 movilizó a cientos de familias a instalar sus segundas viviendas, según el werkén, ya no es tal. “Fue una olla a presión que reventó el viernes pasado”, agrega la autoridad mapuche a DF MAS.
El mismo viernes 5 de febrero, esta vez por la noche, el edificio municipal ardió en llamas hasta consumirse por completo. Y si bien en un principio todos vincularon el hecho con la muerte de Francisco Martínez, las últimas investigaciones sugieren que no se trató de una acción improvisada: el Cuerpo de Bomberos de la zona lacustre encontró acelerantes en los incendios del edificio consistorial de Panguipulli, Juzgado de Policía Local, Correos de Chile, Registro Civil y Chile Atiende.
El superintendente de la institución planteó que el siniestro habría estado coordinado. Según cálculos de la autoridad comunal, se generaron más de $ 2 mil millones en pérdidas por los destrozos de esa jornada.
“Esto no es casual, es una reacción contenida y las respuestas fueron insuficientes y tardías”, afirma el diputado por el distrito 24 Iván Flores (DC) sobre los eventos de la semana pasada. Y agrega que “Panguipulli está consternado” por los años de vulnerabilidad que vive la región de Los Ríos.
Según muchos habitantes de la zona, hay descontento y lo que ha ocurrido en los últimos meses demuestra eso. ¿Pero por qué? Las razones varían, pero todo apunta a un desgaste de las relaciones, tensiones entre grupos acomodados y originarios, y profundas deudas sociales.
Panguipulli es la comuna más extensa (con una superficie de 3.292 km²) de la región de Los Ríos. Reúne a 35 mil habitantes y según la última Casen tiene un 14,7% de pobreza y un 32,6% de pobreza multidimensional —12 puntos más que el nivel nacional—, que se sitúa principalmente en las zonas rurales de la localidad.
Acorde al Sistema Integrado de Información Social del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, un 59% de sus habitantes vive en hogares carentes de servicios básicos. Y si bien antes de la pandemia el desempleo no era tema, con el Covid-19 todo cambió: Los Ríos fue una de las regiones donde más aumentó la desocupación.
La ciudad es, además, la comuna con más comunidades indígenas (165) de Los Ríos según la Conadi. Esto genera tensiones —acorde a algunos residentes— con las familias que llegan al sector para utilizar su segunda vivienda. Sin embargo, otros residentes cuentan que ese rechazo pertenece a grupos marginales.
Lo que más preocupa a una parte importante de la población local son los negocios energéticos que se empezaron a discutir hace aproximadamente 13 años. Muchos de ellos, eso sí, todavía no se construyen.
Todo comenzó con el proyecto hidroeléctrico San Pedro de Colbún, que se ha discutido desde 2007 y que consiste en la instalación de una central hidroeléctrica de embalse para generar, anualmente, 950 GWh. En 2009 se comenzó a construir pero, como lo explica la empresa en su web, “las obras se suspendieron temporalmente” porque encontraron una “roca de mala calidad”. Actualmente está paralizado y tiene el rechazo de más de tres organizaciones ciudadanas. Sin embargo, desde la compañía no han desistido.
Años después empezó a sonar el plan de la central Hidroeléctrica Neltume de Enel, la cual había concretado un acuerdo comercial con Víctor Petermann, empresario turístico y dueño de la reserva biológica Huilo-Huilo. Esto desató un conflicto con las comunidades mapuche que no llegó a buen puerto. Finalmente Enel, en 2018, desistió del negocio por la presión de los locatarios y por sus malos resultados en el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).
La más reciente, la minicentral hidroeléctrica Río Mañío del empresario Bautista Bosch Ostalé, se encuentra en proceso de calificación en el SEA.
Hay opiniones encontradas en la comunidad. Algunos mencionan que la violencia en Panguipulli ha ido escalando y otros afirman que la situación es igual que años anteriores. Los datos avalan la segunda visión: los delitos de mayor connotación social pasaron de 622 en 2019 a 391 en 2020. El año pasado se registró un homicidio, 140 hurtos y ocho robos con fuerza, un 60% menos que en 2019. Los “desórdenes” fueron de los únicos delitos que aumentaron durante 2020, ya que se registraron 43 durante ese año, 30 más que 2019.
“Hay un descontento en el ambiente. Antes había una camaradería, pero eso ha ido cambiando. Hay grupos que están coordinados en aprovechar cualquier oportunidad para generar desmanes”, afirma Marcelo Vargas, candidato a concejal y abogado que vive en la zona. Y agrega: “Comunidades mapuche han pedido de vuelta sus tierras a los tribunales, pero también se han tomado por la fuerza algunos territorios”.
Algo similar cuenta Rodrigo Manzano, médico rural de la zona que trabaja con distintas comunidades: “En este momento hay varias zonas de nuestra comuna que están en procesos de recuperación, que es un elemento relativamente nuevo y que ha aumentado en los últimos años”.
El 5 de enero de 2021, la Intendencia de Los Ríos presentó una querella ante el Juzgado de Garantía de Panguipulli por hechos que se habían desarrollado la jornada anterior. “Un grupo de seis sujetos a rostro cubierto ingresaron al predio rural denominado Fundo “Santa Olga” donde se desarrolla una faena forestal por parte de la empresa “Mininco”, quienes proceden a la quema y destrucción de dos maquinarias forestales”, se lee del documento.
Lleva el nombre de Corporación de Adelanto Amigos de Panguipulli, y es una institución privada sin fines de lucro que financia diversos proyectos culturales y educacionales en la comuna. El actual directorio de la sociedad lo componen personas como el dueño de Drake Group, Nicolás Ibáñez; la presidenta de la Fundación Luksic, Paola Luksic; el accionista de Ultramar, Wolf von Appen; la historiadora María José Vial, entre otros.
La organización nació en 2007 y tomó fuerza a principios de la década pasada. En 2011 le pidieron a una consultora una radiografía completa de Panguipulli, para comprender las necesidades de la comuna. Con ese diagnóstico han presentado diversas iniciativas entre las que se encuentra la Casona Cultural —un espacio para la vinculación con el arte— y la Escuela de Oficios de Panguipulli, un punto de preservación del patrimonio de la zona.
En su último balance general, que contempla todos los gastos realizados entre enero y diciembre de 2020, la corporación gastó más de $ 1.100 millones. El mayor gasto se lo llevó el proyecto de Teatro De Las Artes De Panguipulli, la primera iniciativa de infraestructura con aportes público-privados de la zona.
Eso sí, la notoriedad de los directores de esta organización choca con la pobreza de una parte importante de la localidad. Según diversos vecinos, si bien la corporación realiza un trabajo positivo, no llega a todas las comunidades rurales. “En la comuna tenemos a los más pobres y a los más ricos”, dice Sandra Añual, actual candidata independiente a la alcaldía de Panguipulli.
Tras lo sucedido el viernes 5 de febrero, “los Amigos”, como son coloquialmente conocidos en las calles de la ciudad, han mantenido completo hermetismo: ven con mucha preocupación lo que está pasando y la solicitud de la dirección fue ser cautos con los dichos y acciones para no caldear más aún los ánimos.
Las palabras del edil de Panguipulli, quien tras el incendio al municipio dijo que este ocurrió “debido a la inoperancia de Carabineros”, fueron reprochadas no solo por el subsecretario del Interior Juan Francisco Galli, sino también por el propio concejo municipal, que tiene integrantes de oposición y oficialismo.
Desde el círculo cercano al alcalde Rodrigo Valdivia se dice que cometió muchos errores no forzados durante muy pocos días, especialmente en el fin de semana después de la muerte de Francisco Martínez. Es por eso que decidieron limitar sus comentarios a la prensa, para no generar más polémicas “innecesarias”.
Sus objetivos, dicen cercanos, son retomar la tranquilidad, potenciar la industria del turismo y seguir con el plan de vacunación de la comuna, el cual no se vio tan perjudicado por los incidentes de la semana pasada: desde el lunes se potenció la actividad en los Cesfam locales.
Respecto a las acciones legales, la Intendencia de Los Ríos presentó una querella ante el Juzgado de Garantía de Panguipulli por los delitos de incendio y lanzamiento de molotovs en la vía pública. El intendente César Asenjo realizó el trámite y fue apoyado por los abogados Daniela Krauss e Ignacio Saldivia.
Por lo pronto, la mayor preocupación regional es mantener “la marca” de la comuna como una zona bella y pacífica. “Ya tenemos suficiente con lo que ocurre en La Araucanía”, remata un funcionario municipal.